Uno de los problemas más comunes que afectan a las personas hoy en día radica en el hígado. Entre sus muchos propósitos está actuar como un filtro para evitar que las grasas nocivas, los pesticidas, los medicamentos, el alcohol, los metales pesados y otras toxinas ingresen al torrente sanguíneo. Pero con el tiempo, si no lo limpiamos, el hígado se congestiona. Un hígado congestionado puede provocar una pérdida de energía vital, disminución de la libido, mal humor, dolores de cabeza, aumento de peso, dolores corporales, metabolismo lento, sistema inmunológico reducido y diversas enfermedades. Nuestras emociones también afectan al hígado. Emociones como la rabia, la ira, el resentimiento, el odio y la irritación afectan nuestro hígado. Toda esta congestión concentrada en el hígado puede afectar rápidamente a otros órganos vitales en nuestro tracto digestivo y más allá. La mayoría de las personas en las sesiones informan que beben mucha agua y que el agua es muy recomendable. la mayor parte del agua que bebemos hoy es tóxica. El agua embotellada, el agua del grifo y la mayor parte del agua filtrada carece de los minerales vitales que alguna vez contenía y, en cambio, contiene niveles de arsénico, fluoruro, cloro y metales pesados, entre otras toxinas que conducen a una mala salud. Un método simple para limpiar el agua y cambiar su pH de ácido a alcalino es el limón. Un chorrito de jugo de limón orgánico amarillo fresco cambiará rápidamente el pH del agua y la mineralizará. El agua de limón es una excelente manera de limpiar el hígado, estimulando el metabolismo y el sistema inmunológico. Otro método rápido es utilizar un imán de grado terapéutico para alcalinizar el agua. Es un sistema de filtro económico que no necesita ser reemplazado. Mientras que el lado positivo de un imán se expande o aumenta la acidez, el lado negativo aumenta la alcalinidad. Así que asegúrese de usar la polaridad negativa o el lado de un imán.